sábado, 13 de octubre de 2012

Alas de libertad


He de empezar a asumir que mi vida estará teñida por siempre de un dramatismo con aires melancólicos.
Una vez me dijeron que nunca pertenecería a nadie completamente… y puede que sea cierto.
No me considero un espíritu libre, pero conozco mis ilimitaciones.
Desear pertenecer a alguien no ha hecho más que coserme dos grandes alas a la espalda y no hay manos o miradas que consigan arrancarlas.
Sentir que has perdido, aunque no sea más que una mera ilusión producto de tu corazón, te concede un poder extraordinario de conciencia real.
La realidad se brinda hacia a ti como una alfombra roja sobre la que caminar, sobre la que pararte a descansar, observar, absorber y abarcar cada uno de sus rincones tan sólo con rozarlos con las yemas de los dedos.
Cuando ya no tienes nada que perder, sí, eres libre.
El resto de la vida se plantea como un territorio explorable nada hostil.

1 comentario:

MAYTE dijo...

Aprovecha esas alas y vuela sin mirar atrás.

Un beso.